martes, 19 de marzo de 2024

Un intento Fallido

 Hace casi un año siesta habia hecho un concurso de entradas en su blog, en su tiempo escribi esto para poder participar pero no me presente debido a que:

a) No esta completo
b) Hay partes de como esta escrito que no me terminaban de convencer

Pero en general creo que esta mejor que mis viejas historias por lo cual lo dejare posteado.



Llegamos a la estación puntualmente a las 4:50 de la tarde, tal como la semana pasada. Como era de esperar, todas las bancas estaban ocupadas, así que nos dirigimos en silencio hacia el final de la fila. Sentía el peso del largo camino que acababa de recorrer. Mis piernas se quejaban en cada paso, pero no era momento de quejarse ni de disfrutar. Era hora de tomar decisiones.

Reconocí varios rostros familiares de la semana anterior, pero también vi a nuevas personas. El lugar era un hervidero de personalidades y situaciones. Los ancianos observaban con ojos penetrantes a los demás, evaluando cada detalle de los presentes. Algunos sonreían con malicia al identificar posibles candidatos, mientras que otros se marchaban en busca de una mejor suerte para la próxima semana. Jóvenes desesperados intentaban hacer llamadas en sus teléfonos móviles, solo para colapsar en el suelo después de ser rechazados una y otra vez. Parejas de diferentes edades y sexos discutían entre sí, y en una esquina, dos chicas atractivas de clase alta lloraban en soledad.

Era evidente que la mayoría de las personas presentes ya habían pasado por lo mismo que nosotros la semana anterior. Sabían a lo que venían y qué les esperaba en este intrigante juego. Sin embargo, entre los participantes también había otros pasajeros que parecían totalmente ajenos a la situación. Hombres de negocios adinerados que no se separaban de sus celulares, colegialas discutiendo acaloradamente sobre su ídol favorito y parejas con sus hijos pequeños. Estas personas no tenían ni idea de lo que les esperaba, y sentí lástima al verlos. Sabía que muchos de ellos se arrepentirán de estar allí por el resto de sus vidas, al igual que mi hermana lo había hecho durante toda esta semana.

Mi hermana lloraba desconsoladamente a mi lado. Sabía que ella deseaba advertirles sobre lo que estaba por venir, pero al igual que yo ella sabía cuales serían las consecuencias de hacer eso. Todo lo que pude hacer fue acariciarle la cabeza mientras sus lágrimas caían sobre mis viejas rodillas.

  •  “No te preocupes, en un par de minutos llegará el autobús y podremos poner fin a esta pesadilla", intenté animarla.


Con una mirada desolada y sus ojos irritados de tanto llorar, me miró fijamente.

  •     Deja de fingir ser la hermana buena. Te has divertido mucho ocupando mi lugar, robándome el momento por el que he trabajado toda mi vida. Mientras tanto, yo he estado encadenada a tu cuerpo.


No pude evitar soltar una risa irónica. Oh, querida hermana, qué fascinante es escuchar tus palabras cargadas de ira y resentimiento. Pero permíteme decirte algo: lo que has experimentado en esta semana, yo lo he vivido durante seis años.

  •     "Sí, por supuesto. Me he estado divirtiendo mucho ocupando tu lugar. Ha sido una auténtica fiesta ser tú. Pero me duele verte así, así que decidí traerte de vuelta".



Su silencio elocuente dejaba claro que me culpaba por lo sucedido, una acusación que estaba muy lejos de ser justa. Al principio, fui comprensiva y acordamos mantenerlo en secreto para no preocupar a nadie. Durante los primeros días, incluso parecía estar contenta por mí, pero rápidamente su actitud dio un giro desesperado. Aquella hermana que siempre había intentado animarme, que siempre mostraba una sonrisa perfecta ante los demás, se había quebrado. Era comprensible que sintiera enojo; después de todo, tuve que suplantarla durante toda esta semana. Fue pura coincidencia que fuera la semana de la competición y que lo hiciera mejor que ella misma, lo cual parecía haber herido su ego. Era evidente que el afecto que solía sentir por mí, o mejor dicho, el afecto que pretendía mostrar ante los demás, se había desvanecido por completo, dejando espacio únicamente para el odio.

Dieron las 5 en punto y sin darnos cuenta tal y como había pasado la semana pasada el autobús apareció de manera repentina y de este sonaba la misma canción infantil en bucle:

Juguemos todos al juego del autobús,

Siguiendo las reglas, divirtiéndonos tú y yo.

Cada parada será una etapa de emoción,

Pero recuerda, solo una vez a la semana será la ocasión.



En el autobús, todos suben con alegría,

Pero antes de empezar, una regla se establecería.

Quien hable del juego fuera del autobús,

Quedará vetado de por vida, ¡eso es una vez y adiós!

 

 Juguemos todos al juego del autobús,

Siguiendo las reglas, divirtiéndonos tú y yo.

Cada parada será una etapa de emoción,

Pero recuerda, solo una vez a la semana será la ocasión.

 

Los concursantes viejos con experiencia nos guiarán,

Explicando las reglas, ¡no nos podemos equivocar!

Una vez que estén claras, el juego comenzará,

Saltaremos de alegría en cada parada que vendrá.

 

 Juguemos todos al juego del autobús,

Siguiendo las reglas, divirtiéndonos tú y yo.

Cada parada será una etapa de emoción,

Pero recuerda, solo una vez a la semana será la ocasión.

 

 
Cada parada representa una etapa única,

Llena de sorpresas y diversión que nos encantará.

Pero aquellos que no deseen jugar, se quedarán atrás,

Esperando pacientemente hasta la próxima oportunidad.


Juguemos todos al juego del autobús,

Siguiendo las reglas, divirtiéndonos tú y yo.

Cada parada será una etapa de emoción,

Pero recuerda, solo una vez a la semana será la ocasión.





Las puertas se abrieron de par en par y, sin esperar mucho, cada persona de la fila empezó a subir. Los primeros en hacerlo fueron los ancianos, quienes seguramente serían los que iniciarían esta pesadilla en un par de minutos. Muchas personas que esperaban por otros abandonaron la fila al ver que no volvían, acelerando así el ritmo de la fila. Cuando una familia empezó a subir, vi que uno de los chicos atrás intentó acercarse mientras los llamaba, pero rápidamente fue detenido por otros participantes. Para su desgracia, la gente que no sabía del juego no se había percatado y rápidamente se lo llevaron, probablemente para darle una paliza por intentar entrometerse.


Con cada persona que subía, me preguntaba si se arrepentiría de lo que iba a pasar, como mi hermana, o si sería una persona que agradecería lo que estaba por venir, como yo. Después de todo, ese autobús me había dado una oportunidad, una oportunidad de evadir esa lotería que perdí contra ella hace 15 años, cuando nacimos. Esa lotería que me había condenado a una vida miserable y me había impedido cumplir mi sueño. Esa lotería de la que no tuve elección y en condiciones normales jamás podría escapar. Pero gracias a ese autobús, ahora había experimentado cómo hubiera sido mi vida si hubiera tenido un poco más de suerte. Vivir mi vida en un cuerpo sano, tener una vida normal, abandonar todas mis inseguridades y ser popular, cumplir mi sueño. Una vida en la que YO fuera la hermana exitosa y le arrebate la oportunidad a ella. Y sobre todo, me dio la oportunidad de mostrarle a ella cómo me hacía sentir tratándome con tanta condescendencia, robándome mis sueños y viéndome como alguien inferior a ella.


Una vez llegó nuestro turno uno de los chicos que estaba atrás de mí me ayudó a levantar a mi hermana y a subir la silla de ruedas al autobús, lo tenía en mis manos y, mi viejo cuerpo. Tan frágil y lamentable como solía recordarlo, quise molestarla un poco más pero ya se estaba empezando a hacer tarde y por mas que quisiera abandonarla e irse tenía la curiosidad de ver que seria de ella. Por lo cual decidí subirme y agarrar espacio atrás en donde podría ver todo el espectáculo sin problemas.


Subí al autobús después de que varias personas delante de mí lo hicieran. A medida que avanzaba hacia el interior, podía sentir la tensión en el ambiente. Las miradas de los demás participantes me recorrían de arriba a abajo, evaluándome y tratando de adivinar qué tipo de jugador sería y cuando me hice al final del autobús muchos de ellos mostraron signos de rabia al darse cuenta que no jugaría, al fin y al cabo quién los podía culpar? El cuerpo de mi hermana era perfecto y no tenía intenciones de jugarlo


No hay comentarios:

Publicar un comentario